14 veces mantra

vivir, dejar vivir.

he ido aprendiendo.

no es fácil comprender estas palabras. parecen una tontería, pero me he dado cuenta desde que estoy concientes de ellas de su poder. tiene poder esa frase. esa oración, en todo el sentido gramático y místico. vivir y dejar vivir. vive y deja vivir. estar plenamente conciente de ella me ha hecho equilibrarme ante él. él que estalla, él que se pone de mal humor, él tan estricto, tan mecánico, tan de reloj, tan de poca paciencia. en otras ocasiones yo hubiera respondido, hubiera gritado. y entonces la batalla, la refriega, los cuchillos, las navajas, los bing bang del mal. pero he estado poniendo en práctica este vive y deja vivir, sí. y ha sido fabuloso. simplemente no debo engancharme. simplemente debo estar conciente que lo importante para mí es vivir. vivir y dejar vivir. o dejarlo morir. como decía Lennon. vivir y dejar que los otros mueran o vivan como les plazca. yo simplemente sé que si me engancho no tengo reposo. soy una enganchada sí. el otro día venía comiéndose la flecha uno en la avenida que lleva a mi casa. Había tráfico en una dirección, y nada en la otra. nada del lado donde yo venía. y el hombre se metió por mi lado. y entonces hubo incidente, yo me enojé, y todavía, una hora después seguía yo pensando en aquel contratiempo, y en los bigotes del hombre y su furia abusiva. no puedo, no debo, no puedo darme el lujo de la ira. debo simplemente vivir, y dejar vivir. que el que se coma la flecha se la siga comiendo, que el que quiera gritar y estallar por nada en la casa, que lo haga. yo simplemente lo dejaré pasar, y viviré, viviré y dejaré vivir. ese es mi mantra, que se abre ante mí cada mañana. porque todas las veces que las repito, 14 o 1.000 veces, las que sean necesarias, todas las veces se abre ese mandala de luz en mí.